domingo, 27 de septiembre de 2015

Los niños no deberían ver Disney

Hola tributos :)

Hace un tiempo leí un artículo del ABC (link) que proclama a los cuatro vientos que ver películas Disney en la infancia es muy poco recomendable. Como no estoy en absoluto de acuerdo con esta opinión y además hay varios aspectos puntuales del artículo que me gustaría resaltar, he decidido redactar esta entrada y daros mi opinión.

Rogaría que antes de leerlo (si es que os atrevéis, porque me ha quedad realmente largo) leyerais el artículo que estoy comentando, que es muy cortito y da mucho en qué pensar.

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En este artículo se jura y se perjura que las películas Disney, y más concretamente las princesas Disney, pueden afectar y afectan a los más pequeños de la casa muy negativamente por varios motivos. Primero, que los estándares de belleza de las princesas Disney son inalcanzables y a pesar de ellos todas las niñas aspiran a ser así de perfectas, sumiéndose en la depresión y la ansiedad cuando no lo consiguen. Además, hacen especial hincapié en la inexistencia de princesas discapacitadas, con lo que las niñas que los son se sentirán excluidas y discriminadas.

En este punto me detengo porque tengo demasiadas cosas que comentar al respecto. Hay que tener en cuenta que las películas que cita el artículo en primer lugar (Blancanieves, Cenincienta...) se estrenaron en 1937 y 1950, respectivamente. Estamos hablando de películas de hace más de 70 años de antigüedad y no se puede juzgar el pasado por lo que se sabe ahora porque, simplemente, no es lo mismo. Esa época era machista, todos lo sabemos. La mujer estaba relegada a la sombra de su padre, hermanos o marido, y solo se esperaba de ella que cuidara la casa y los niños y no molestara mucho la importante labor del hombre. Entonces, ¿qué esperas que se reflejara en una película de aquellos años? Es absolutamente normal.

Además, claro está, que las historias de Blancanieves, Cenicienta, la Bella durmiente, etc. no se inventaron entonces. Son cuentos o fábulas populares que autores como Andersen, Grimm o Perrault recogieron a su modo en sus propias obras. Muchos ya sabréis cómo eran las historias originales de las princesas Dsiney (nada agradables, si me preguntáis), pero todas tienen algo en común: fueron escritas para prevenir a las niñas de los peligros de salir solas de casa o perderse en mitad del bosque. Por ello, están protagonizadas por chiquillas asustadizas e inconscientes a las que les ocurre algo malo y finalmente son rescatadas por un príncipe encantador.

Lo que no se puede negar que con el paso de los años la industria Disney ha ido “mejorando” esta presentación de sus protagonistas e historias, al mismo tiempo que la mentalidad general evolucionaba hacia la igualdad social. Por tanto, veo completamente inadecuada la crítica que se ha hecho en primer lugar.



Ahora, pasemos al tema de lo físico. Las princesas Disney son delgadas, preciosas, educadas... En resumen, perfectas. Aquí tengo que dar la razón a la escritora del artículo. Ese es uno de los fallos de Disney más recurrentes. Porque no, no hay princesas gordas, feas, discapacitadas o lesbianas. Es así, y me encantaría que cambiara, pero no creo que ese sea motivo suficiente como para calificarlo de “inadecuado para la infancia”.

Después se habla de que en todas esas películas la princesa es rescatada por un noble príncipe y al final se casan, lo que, según el artículo, convierte a las niñas en personas machistas y sumisas, cuya única aspiración en la vida será encontrar un buen hombre que las mantenga. Venga ya. Para empezar, voy a ser absolutamente subjetiva y voy a hablar de mí. Bajo ningún concepto (Ningún concepto significa ninguno) me rebajaría a quedar detrás de un hombre simplemente por ser un hombre. Sé, porque así he sido educada, que no necesito de nadie para vivir, que puedo ser libre e independiente y que lo único que necesito para conseguirlo es estudiar y trabajar duro. Que nadie debe decirme cómo vestir, o actuar. Exactamente igual que un hombre. Porque no hay diferencia. Y sé todo esto “a pesar” de haber visto miles de veces las películas de Disney, sobre todo de niña.

Pero ojo, también soy una romántica empedernida. Y es que esto es algo que muchas veces se confunde. Hay muchas mujeres que se llaman a sí mismas feministas y sin embargo sueltan perlitas como “un hombre no puede ser feminista”, “Todos los hombres son violadores y acosadores desde que nacen”, “no puedes tener novio o casarte y seguir llamándote feminista”... Y así una larga lista de estupideces sin sentido.  Feminismo significa igualdad de trato y oportunidades entre el hombre y la mujer; tolerancia, respeto. Querer casarte y tener hijos no es signo de debilidad, es una elección que tú haces de compartir tu vida con otra persona, ya sea hombre o mujer, y por supuesto, no tiene nada de malo, así como tampoco es malo no querer ser madre, por ejemplo. Sin embargo, el artículo persevera y afirma que...

«A la mujer nunca le han enseñado a disfrutar de una vida en soledad porque 'lo normal' es tener pareja»

En las películas de Disney, las princesas se enamoran perdidamente de su príncipe y se casan apenas un día después de conocerse. Esto, obviamente, es completamente surrealista, lo que nos lleva a darnos cuenta de que oh, casualidad, estamos hablando de películas de dibujos animados. Ficción. Fantasía. Imaginación. No reflejos calcados de la realidad. Al igual que los niños al crecer sabrán que las madrastras no se convierten en dragones escupe-fuego, deberían entender también que casarse precipitadamente (y a los quince o dieciséis años, como algunas princesas) no es viable, inteligente ni mucho menos realista. De hecho, creo que este artículo insulta gravemente la inteligencia de los niños de hoy en día y de sus padres, ya que suponer que los niños necesitan ver comportamientos modelo en la televisión para saber cómo actuar es sinónimo de decir que sus padres no los están educando.

«Los niños aprenden por imitación. Puedes educar en los valores de igualdad en el colegio o en casa, pero la visualización de este tipo de productos hará que los más pequeños tiendan a pensar que esos estereotipos y comportamientos son normales. Las niñas creerán que tienen que estar siempre guapas, los niños asumirán que deben proteger a la mujer».

Después, el artículo desvaría durante un par de párrafos sobre los juguetes para niño y para niña, pero como no tiene nada que ver con el tema y no sé por qué lo menciona, lo voy a ignorar.

A continuación, el artículo se mete un poco más en los roles niño-niña que pueden ser fruto de este tipo de películas. Pone dos ejemplos: preguntar constantemente a una niña si tiene novio y decirle que se ponga falda porque los pantalones son de chico. A esto solo tengo dos preguntas, que ni siquiera me voy a entretener en responder, ya que considero que cualquier persona con dos dedos de frente podrá entenderlo, y son:

1.    Evidentemente a los niños nunca se les pregunta si tienen novia, ¿verdad?
2.    ¿En qué época vives y por qué piensas que a las niñas se les dice eso?

Otra afirmación que me gusta mucho es la de:

«La sociedad, de manera constante, pide a la mujer mucho más de lo que le pide al hombre, y es lo que reflejan estos contenidos.»

No voy a hablar de lo que la sociedad exige a la mujer porque ese no es el tema, pero os voy a explicar lo que refleja Disney. Porque sí, como he dicho antes, las princesas Disney son modelos de perfección inalcanzables pero ¿acaso los príncipes no lo son? ¿Acaso nos hemos topado alguna vez con un príncipe feo, gordo, discapacitado o gay? No. Disney, en ese sentido, exige exactamente lo mismo al hombre que a la mujer. A ellas, ser extremadamente hermosas, a ellos, además, ser valerosos, correctos, educados, héroes. Pero por supuesto para la autora de este artículo, cualquier niño que vea una película Disney pensará “Eh, qué fácil es eso de ser príncipe y llevarse a la chica guapa, no hace falta ser perfecto ni nada.

Con esto tampoco digo que me parezca bien, al contrario. Al igual que me gustaría ver princesas distintas, querría ver príncipes no perfectos, pero sigo sin encontrarlo motivo suficiente como para prohibir las películas Disney en la infancia.

Por último, el artículo hace referencia a películas que, por su contenido, considera que han roto en cierto modo con el molde. Hablamos de Frozen y Mulán. De la primera solo diré que, personalmente no me parece nada del otro jueves. Todo el mundo la encuentra novedosa y original cuando todos sus rasgos distintivos ya se han dado en otras películas: vínculo fraternal (Hermano oso, Lilo&Stitch), rechazo al amor a primera vista (Encantada), etc. Sin embargo, y esto es lo más divertido de todo, el artículo la resalta porque “es ella quien tiene el poder en lugar de un hombre”. Por favor, decidme que no soy la única que está alucinando con esto. Antes que nada, ¿en qué película de princesas Disney habéis visto que el príncipe tenga el poder? No, en serio, estoy abierta a sugerencias.

Porque, de hecho, en muchas de las clásicas el príncipe ni siquiera habla. En la mayoría de los casos el príncipe es solo una especie de premio final, una recompensa por el esfuerzo de las protagonistas (La sirenita, La Bella y la Bestia). Ellas, en un rol más o menos independiente, son las que dirigen sus propias historias, las que luchan por su final feliz. ¿Qué ese final incluye un príncipe? ¿Me contáis lo que tiene de malo?

Pero —oh, y esto es lo que más rabia me da—, ¿no se os ocurre ni una sola película,  además de Frozen, en la que “ella tenga el poder”? Sí, amigos, Mulán. Esa película para niños que debería ser reverenciada por la humanidad. Ah, a nuestra periodista favorita también le vino el título a la cabeza, y dijo que «Mulán, por ejemplo, ya es de otra raza». Sí, lo que oís ahora son mis gritos de desesperación.

Pero vamos a ver. Para una mísera película que representa exactamente todos los valores que estás exigiendo, ¿y lo único que te llama la atención de ella es que la protagonista es “de otra raza”? ¿En serio? ¿De verdad me estás contando que eso es lo que más te impacta? Por supuesto no tiene nada de emocionante que sea una crítica alucinante a la sociedad china de no hace tanto camuflada en la época de las dinastías. No te admira el coraje y la fuerza de la protagonista que, a pesar de ser una mujer que vive en uno de los entornos más machistas de la historia, pone en peligro su propia vida y su honor para salvar a su pare de morir en la guerra. Y no solo eso, sino que aun cuando la descubren y la abandonan a su suerte en medio de una montaña nevada, aun cuando su único pensamiento debería ser la supervivencia e intentar volver a casa sana y salva, regresa para ayudar a su país y salvarlo de una invasión extranjera. Nimiedades, debió pensar la autora del artículo. Por supuesto, lo que más caracteriza a esta película es que su protagonista es asiática.

Eso sí, por si no quedaba claro, un poco más adelante, la autora hace referencia de nuevo al tema de los hombres y las relaciones amorosas destacando un ejemplo:

«Tengo alumnas que consideran normal que su novio les diga que no lleven tanto escote.»

Sí, por supuesto, esto ocurre todos los días, estamos de acuerdo. ¿Pero culpar a los pobres príncipes Disney de este comportamiento? No me hagas reír. En ningún momento en Disney te encontrarás un príncipe que abuse de la princesa en cuestión, le pida que no lleve escote o se ponga celoso de verla con otros hombres. Como hemos dicho, muchos ni siquiera intervienen, y cuando lo hacen su comportamiento es en todo momento intachable. Es casi imposible que un niño se sienta superior y adquiera valores machistas de unas películas en las que la única protagonista indiscutible es la chica. 

Eso sí, el artículo también nos enseña cómo solucionar todos los problemas, y es que los padres se sienten junto a sus hijos al ver esas películas y les vayan explicando que la princesa no tiene por qué ser tan guapa, y que no es necesario que se case. Se nota que esta mujer no ha tenido a muchos crío de cuatro o cinco años a su alrededor o jamás hubiera soltado tamaña sugerencia...

Me gustaría cerrar esta reflexión con el comentario de un usuario que contestó al artículo hace algunos días:


***

No tengo mucho más que añadir, creo que he dicho todo lo que tenía que decir y, sinceramente, me he quedado muy a gusto. Muy pocos llegaréis a este punto habiéndoos leído la entrada entera, y muchos menos dejaréis comentarios contestando a mi opinión con las vuestras, aunque eso me encantaría, pero me siento bastante orgullosa de haber sido capaz de organizar todos mis pensamientos aleatorios para plasmarlos aquí.



2 comentarios:

  1. Me ha encantado la entrada, sí, la he leído toda, y creo que tienes muchísima razón el lo que dices, y como dice el comentario del artículo las princesas Disney enseñan mucho más y hacen vernos mucho más que el hecho de sólo fijarnos en si son guapas o consiguen al príncipe.
    Yo de pequeña siempre fui una verdadera fan de las princesas y ahora mismo lo pienso y puedo decir que no me han hecho ningún mal, porque al contrario de lo que dice el artículo no me preocupan lo estereotipos y sé perfectamente que no tengo que depender de nadie.
    Una entrada genial.
    Un beso enorme♥

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  2. Estoy muy de acuerdo con tu articulo, y he leído entero tanto el que critica a Disney como el tuyo, y es que me desespera que intenten culpar a empresas como Disney, que hacen felices a los niños, de los problemas de machismo que hay en la sociedad, cuando la propia publicidad de televisión asocia que los productos de limpieza son para las mujeres, cosa q no entiendo ya que quien lo ensucia, lo limpia. Y algunos canales de televisión como los de deportes se asocian a las mujeres. Los problemas machistas y discriminatorios son problema de la sociedad y no de las películas de Disney, aunque los "expertos" digan que si, porque yo al igual que tu me he criado viendo películas de Disney y no por eso voy discriminar a nadie por no ser "perfecto" fisicamente, ni voy a intentar cambiarme a mi misma, ni voy a dejar que un hombre ni que nadie me diga lo que tengo que hacer, solo por el simple hecho de que se crea superior a mi.
    Por eso te digo que me ha encantado tu entrada.

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