Hola tributos ^^
Hoy os traigo un debate sobre algo que ha
estado en mis temas de conversación bloggeros desde hace algún tiempo: las reseñas cansinas y repetitivas. No, no me refiero a reseñas aburridas
(que las hay, como todo). Hablo de esos libros que se ponen de moda y de
repente TODOS LOS BLOGS que sigues lo están reseñando. Debe ser que las
editoriales ven el filón publicitario y no mandan nada más durante un par de
meses pero la verdad es que estoy bastante harta de coger manía a libros que
podrían haberme gustado incluso antes de haberlos visto en físico. Ejemplos de
esto serían Heima
es hogar en islandés, El
mar de la tranquilidad o el premio Neo de este año, Al final
de la calle 118.
Este blog no tiene los suficientes
seguidores como para colaborar con tropecientas editoriales, así que no sé qué es eso de sentirme atosigada por ellas para leer y
reseñar lo que me envíen (y en cierto modo, me alegro, no soy de que me
metan presión). Supongo que si es vuestro caso lo entenderéis mejor que yo y se agradecen los comentarios al respecto.
Al final siempre me quedo con la sensación
de que he leído y releído esos libros, redactado diez reseñas y escrito una
tesis doctoral al respecto. La misma sensación que
si mascas chicle mucho tiempo.
Al principio el sabor es intenso y novedoso, pero poco a poco va perdiendo
sabor y calidad, y antes de que te des cuenta tienes una goma tensa y
asquerosa en la boca y solo quieres escupirla y no saber nada de ella nunca más.

Todo esto me lleva a preguntarme hasta qué
punto es positiva la publicidad masiva de un libro. Siempre he pensado que los libros más especiales son los que guardas
en tu corazón porque nadie conoce, los que parece que están escritos solo para ti. No digo que los
libros que gustan a todo el mundo sean malos, ojo. Si gustan será por algo.
(50sdg y After no se incluyen en esta categoría). Bajo esa perspectiva, los
libros con los que nos
atosigan a reseñas más publicitados deberían ser los menos vendidos.
Sin embargo esto no es así. Soy muy consciente de que atrae a nuevos
"lectores" a los que tener libros de moda les sirve para hacerse los
intelectuales subiendo fotos a twitter y similares. Que oye, leer no los leen, pero el dinero invertido está ahí.
Bueno, hasta aquí la reflexión de hoy. Espero que os haya
gustado y me dejéis vuestra opinión en los comentarios. ¡Nos vemos!